Las nuevas tecnologías
introducen información actualizada y de disposición rápida, permitiéndonos en
contacto con una cantidad de información que de otra manera ignoraríamos y
además nos favorecen los trabajos en colaboración, por lo que directamente
contribuyen a la construcción de entornos educativos más amplios.
Para Pere Marquès, del
departamento de Pedagogía Aplicada de la UAB, "la llegada de las TIC
significa una nueva era en la enseñanza" y enumera ventajas como cantidad
infinita de información a la que se puede acceder, más interactividad entre los
alumnos y entre estos y el profesor, así como un cambio de hábitos.
También pone un ejemplo gráfico:
"Actualmente hay centros que no dejan que los alumnos entreguen trabajos
elaborados por ordenador por miedo a que estén copiados de internet. Si
pensamos que en un aula TIC los trabajos se evalúan conjuntamente entre todos
los alumnos y el profesor, esto se desmonta porque todo el mundo se da cuenta
cuando hay algo copiado". Y hay más cambios: "Pasamos del trabajo
tipo dossier al trabajo sintetizado que se explica y defiende ante toda la
clase. Cuando un alumno hace eso es que ha aprendido lo que tenía que
aprender".
Según Pere Marqués: "Estamos en el inicio
del cambio. En España utilizan las TIC en torno a un 10-15 por ciento de los
centros. El porcentaje debe crecer. Los políticos, los profesores y la sociedad
empiezan a entender que el uso de la tecnología en las aulas puede ser muy
positivo y puede contribuir a mejorar la enseñanza, a crear otra dinámica
pedagógica y a rebajar el fracaso escolar."
Muchas son las teorías, las
opiniones e incluso las críticas que sobrevuelan el impacto que la
incorporación de las nuevas tecnologías ha provocado en las instituciones
educativas. Las nuevas tecnologías han implicado cambios en todos los sectores
sociales y la educación es uno de ellos.
Numerosos estudios
demuestran que el uso en las clases de pizarras digitales, internet y
ordenadores puede mejorar la enseñanza, crear otra dinámica pedagógica y una
mayor participación del alumnado en el proceso de aprendizaje, mejorar la
autoestima del alumnado y el trabajo cooperativo del profesorado. Y esos mismos
estudios señalan que la mera informatización de las tareas escolares sólo
implica un cambio superficial en la adquisición de conocimientos si detrás no
hay un auténtico cambio en el sistema pedagógico y una buena formación del
profesorado en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en las
aulas.
Las TIC, que se presentan como un complemento
de la enseñanza tradicional, están empezando a desembarcar en las aulas
españolas con promesas y retos importantes. La pizarra de toda la vida se
convierte en una que funciona vinculada a un ordenador y a un proyector; el
cuaderno y el bolígrafo son sustituidos por el ordenador o un tablet PC, que es
portátil, tiene wi-fi y reconoce la escritura manual. Los libros de papel ceden
paso a los digitales. Internet es una fuente muy importante de información.
Pero este nuevo paradigma
educativo implica la necesidad de reconfigurar el rol de todos los agentes que
participan en el proceso educacional, los alumnos, los profesores y la familia,
deben atender a esta nueva situación.
Para conseguirlo el docente
debe tener en cuenta que su rol está en constante cambio y que su formación, en
este sentido, es esencial. Sus conocimientos deben adaptarse a los tiempos y a
los constantes cambios, pero no de manera convencional sino a través de las
TIC, de comunidades, de intercambio de experiencias, ideas y opiniones. Los
espacios y las metodologías están transformándose y los docentes deben ser
conscientes de que el lenguaje y los vehículos de transmisión de información ya
no son los mismos, debiéndose adaptar a los continuos cambios para llegar a los
intereses de los alumnos en cada momento; pero también teniendo en cuenta que
se está educando a futuros ciudadanos de una realidad cada vez más compleja y
que la educación que reciban en el presente les debe preparar para el futuro
que les espera.
La familia, el otro agente
integrante en la educación, aparece como un elemento clave dentro del proceso
educativo. Si bien siempre lo ha sido, ahora su papel, al igual que el del
docente, se alza como indispensable para orientar al alumno dentro de esta
realidad cambiante. La familia se presenta como el nexo entre el aula (el
docente) y el alumno. La familia debe ser cada vez más abierta y conectada a
las nuevas tecnologías y crear un contexto de pensamiento crítico.
Hay una necesidad de seguir
en el futuro apostando y potenciando la introducción de las TIC en el interior
de las aulas, pues se busca una educación futura más acorde con los tiempos y
con capacidad de transformación y adaptación.
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